La Inteligencia Artificial: Un Doble Filo en la Toma de Decisiones Operativas
13/04/2025 l Tecnología Industrial
Las empresas deben sopesar los riesgos de la automatización frente a un control cada vez más limitado sobre sus operaciones.

En la última década, la inteligencia artificial (IA) ha ido ganando terreno de forma acelerada en distintos sectores industriales, prometiendo eficiencia y optimización en la toma de decisiones operativas. Sin embargo, a medida que las empresas adoptan estas tecnologías, el impacto sobre la autonomía y el control humano se vuelve una preocupación alarmante. En 2023, un estudio realizado por la Asociación Internacional de Minería y Metales (ICMM) reveló que el 70% de las empresas encuestadas ya dependían de herramientas de IA para la gestión de sus operaciones. Esta dependencia plantea serias interrogantes sobre la capacidad de los líderes para tomar decisiones informadas y estratégicas en un entorno donde las máquinas dictan los parámetros de funcionamiento. En América Latina, donde los sectores de minería y energía son fundamentales para el crecimiento económico, la adopción de la IA ha sido especialmente intensa, con un incremento del 45% en su uso en comparación con el año anterior, según datos de McKinsey & Company.

A pesar de los beneficios prometidos, la falta de transparencia en los algoritmos de IA y la posibilidad de sesgos inherentes han levantado alarmas. Un informe de Deloitte en 2024 sugiere que el 30% de las decisiones tomadas por sistemas automatizados en el sector energético pueden estar basadas en datos sesgados, lo que puede resultar en pérdidas financieras significativas y decisiones de inversión desinformadas. Mirando hacia el futuro, se prevé que la tendencia de la IA en la toma de decisiones continuará en ascenso, especialmente con la implementación de tecnologías de aprendizaje profundo y análisis predictivo. Sin embargo, los líderes empresariales deben reflexionar sobre hasta qué punto están dispuestos a ceder su control a la automatización. La historia ha demostrado que la dependencia excesiva de la tecnología puede llevar a desastres operativos; un ejemplo claro fue el colapso del sistema de gestión de recursos en una importante mina de cobre en Chile en 2022, que resultó en una pérdida de más de 100 millones de dólares debido a errores en la predicción de demanda. A medida que nos adentramos en un futuro cada vez más digitalizado, es fundamental que las empresas encuentren un equilibrio entre la adopción de la IA y el mantenimiento del juicio humano en la toma de decisiones operativas.