El gas natural: un aliado estratégico en la eficiencia energética

A medida que el mundo avanza hacia un futuro energético más sostenible, el gas natural se ha posicionado como un recurso clave en la transición energética. Su capacidad para actuar como un puente entre las fuentes de energía fósiles y las renovables lo convierte en un aliado esencial para reducir las emisiones de carbono y mejorar la eficiencia energética. En este contexto, se están desarrollando diversas estrategias para maximizar su potencial, optimizando su uso en la generación de electricidad, la calefacción y el transporte.

Las plantas de energía que utilizan gas natural emiten, en promedio, un 50% menos de dióxido de carbono en comparación con las que funcionan con carbón. Esta diferencia en la huella de carbono es crucial para cumplir con los objetivos climáticos globales. Además, el gas natural es versátil y puede ser utilizado en combinación con energías renovables. Por ejemplo, en sistemas de energía híbridos, el gas natural puede respaldar la generación de electricidad cuando la producción de energía solar o eólica no es suficiente, garantizando así la estabilidad de la red eléctrica. Las innovaciones tecnológicas, como la captura y almacenamiento de carbono (CAC), también están empezando a jugar un papel en la mejora de la eficiencia del gas, permitiendo que se utilice de manera más limpia. Asimismo, la implementación de tecnologías de cogeneración, que aprovechan el calor residual de los procesos energéticos, está demostrando ser una estrategia efectiva para aumentar la eficiencia en el uso de gas natural en industrias y edificios.